Un rincón de Japón en México que invita a disfrutar de una auténtica experiencia omakase en una fina, sobria y pulcra barra de limitado seating (máximo 13 comensales) escondida al interior de una casona porfiriana.
Aquí lo que manda es ponerse en manos del chef y acompañar la comida con sake, cerveza o whisky nipón.
Caro pero lo vale.
Ideal para: comer o cenar solo o en pareja.